Mutualismo Alternativo

José A. Herce

José A. Puertas

Socios fundadores de LoRIS

Abril 2024

El mutualismo alternativo es un sistema de Previsión Social poco conocido. Participan en él unos 200 mil trabajadores autónomos, profesionales cualificados en actividades liberales, como abogados, ingenieros arquitectos o médicos. Se compone de un conjunto de esquemas equiparables al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) de la Seguridad Social promovidos y gestionados por Mutualidades de Previsión Social denominadas, adicionalmente, por esta circunstancia, “Alternativas”.


El mutualismo alternativo ha venido funcionando durante décadas en beneficio de sus mutualistas. Las mutualidades de previsión social, y entre ellas las alternativas, no pueden distribuir beneficios, pues son entidades sin afán de lucro, lo que no quiere decir que no puedan generar beneficios de explotación que se acumulan y reinvierten en beneficio de todos sus mutualistas, propietarios formales de las mismas y, en cualquier caso, dueños de sus propias cuentas de posición, es decir, de su ahorro y sus rendimientos.


Su naturaleza de alternativa al RETA se fundamenta en que, a igualdad de aportaciones, los mutualistas alternativos obtengan una cobertura similar a la que obtendrían en el RETA en materia de jubilación y contingencias afines. La adscripción de los mutualistas alternativos en el pasado se ha realizado bien obligatoriamente o con posibilidad de optar entre una mutualidad alternativa o el RETA. En España, este régimen alternativo (de hecho, sustitutivo) a la Seguridad Social es la excepción y sus razones son históricas. Las mutualidades alternativas son bastante más antiguas que la Seguridad Social. Muchas han celebrado en los últimos años su centésimo o septuagésimo quinto aniversario.


La pertenencia a una u otra mutualidad alternativa tiene su razón de ser en la pertenencia a un cuerpo o colectivo profesional, a menudo simultaneada con la pertenencia a un Colegio Profesional. Esta doble pertenencia suele ser una plataforma para la consecución de objetivos y defensa de intereses profesionales, además de una plataforma de ahorro para la jubilación, aseguramiento de vida y no vida (personal y familiar) y otras coberturas muy interesantes, como puede ser la de una “jubilación activa” (sin pasar por ninguna de las restricciones tan onerosas que impone esta figura a los trabajadores afiliados a la Seguridad Social).


Las Mutualidades Alternativas no pueden batir a la Seguridad Social, a la que sustituyen, en aspectos tan importantes como los complementos de mínimos o el mantenimiento del poder adquisitivo de las prestaciones que conceden. Entre otras razones porque no tienen el recurso a los Presupuestos Generales del Estado que pagamos todos los contribuyentes y, también, porque sus directivos no serían tan irresponsables como para devolver a sus mutualistas en forma de prestaciones lo que estos no han aportado en su vida profesional, convirtiéndolas en esquemas insostenibles.


Pero sí pueden realizar una gestión prudente y responsable de los ahorros que los mutualistas les confían, rentabilizándolos muy eficientemente, capitalizando dichos ahorros, y manteniendo cuentas de posición individuales y transparentes para sus propietarios que son, como ya se ha dicho, los mutualistas alternativos.


Su método financiero es la “capitalización”, no el “reparto” (el de la Seguridad Social, tan incierto respecto a los recursos disponibles) y su método de cálculo de la pensión es la “aportación definida” respaldada por los capitales acumulados, no la “prestación definida” (que es el de la Seguridad Social y constituye una promesa, y no un derecho real respaldado por reservas).


La capitalización y la prestación definida son fórmulas de estricta justicia actuarial que no se ven afectadas por decisiones discrecionales de los responsables de las mutualidades y cada mutualista sabe en todo momento cual puede ser su pensión con arreglo a su esfuerzo contributivo. Hoy, muchos mutualistas alternativos, en vísperas de su jubilación, pueden constatar que, habiendo realizado aportaciones idénticas a las que habrían tenido que hacer al RETA, tendrían pensiones incluso mejores que las del RETA.


Situación que, desafortunadamente, no pueden constatar los mutualistas alternativos que han aportado muy por debajo de las cuotas mínimas del RETA, a pesar de las frecuentes comunicaciones de sus mutualidades en este sentido. Situación que está hoy en pleno debate público.


Es ahora el momento de referirse a la difícil situación de muchos mutualistas que no han seguido aquella regla de aportación, habiendo “disfrutado” de una libertad para fijar su cuota a la mutualidad que el RETA nunca les hubiera concedido. Este es quizá el nudo gordiano de la situación actual. Un magro disfrute, la verdad, frente a las consecuencias que, para estos mutualistas alternativos, ha acabado acarreándoles aquella libertad a la que se acogieron.


Debe admitirse que esta situación existe, y que requiere la mejor voluntad y entendimiento de todas las partes para que sus consecuencias negativas se reduzcan a un mínimo, pero sería injusto atribuirle la responsabilidad a las mutualidades alternativas, que siempre han aconsejado a sus mutualistas para que actuasen tratando de evitar lo que finalmente se está produciendo para todos aquellos que no aportaron lo suficiente.


No son todos, ni mucho menos, afortunadamente. El panorama del mutualismo alternativo está también compuesto por multitud de profesionales jubilados que reciben prestaciones tan buenas o mejores que las del RETA, habiendo realizado aportaciones similares a las que habrían tenido que hacer obligatoriamente a la Seguridad Social, y que siguen al pie de sus empresas y actividades, una vez jubilados, disfrutando de su profesión y compatibilizando, sin coste ni impedimento alguno, sus pensiones con sus ingresos profesionales.


El mutualismo alternativo se encuentra en estos momentos ante una situación que afecta negativamente a una parte de sus profesionales y, por lo tanto, a la imagen general del sector, por lo que es urgente que se encuentre una solución.


Para ello, al mismo tiempo, el mutualismo alternativo exhibe y potencia una gran capacidad para satisfacer ampliamente a la mayoría de sus mutualistas que encuentran en este marco profesional la mejor opción para instrumentar el compromiso previsional que, como trabajadores autónomos que son, a la postre, tienen con ellos mismo.


Más allá del mutualismo alternativo, el mutualismo de previsión social general, que engloba a unos 2 millones de trabajadores cualificados, constituye un marco profesional y previsional perfecto para aquellos, a los que aporta importantes soluciones aseguradas y eficientes para la mejor conducta de sus actividades.


José A. Herce y José A. Puertas son socios fundadores de LoRIS (Longevity & Retirement Income Solutions (www.lorisretirement.com).

Fecha de publicación

18/04/2024